
Hombre de múltiples talentos y gran alcance histórico, Alfred Nobel dejó un legado mundialmente reconocido a través de los premios que llevan su nombre. Estos premios, entregados por primera vez en 1901, siguen premiando cada año el 10 de diciembre a personalidades, investigaciones o descubrimientos que han contribuido al progreso de la humanidad en campos tan variados como la ciencia, la paz y la literatura. La historia de los premios Nobel está íntimamente vinculada a la de su creador, cuya vida y motivaciones moldearon el mundo contemporáneo.
Un inventor e industrial sueco
Nacido en 1833 en Estocolmo, Alfred Bernhard Nobel era el tercer hijo de Immanuel Nobel, un ingeniero e inventor. Su familia no provenía d’un entorno aristocrático y, a pesar de cierto bienestar, su padre enfrentó dificultades financieras en varias ocasiones. Esto influyó en el deseo de Alfred de alcanzar una estabilidad financiera. Tras mudarse a San Petersburgo, Alfred Nobel se destacó por su talento lingüístico (hablaba cinco idiomas con fluidez) y sus capacidades intelectuales bajo la tutela de los mejores científicos de su época. Continuó sus estudios de química e ingeniería en París, donde experimentó por primera vez con la nitroglicerina.
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El verdadero giro en la carrera de Alfred ocurrió en 1867 cuando inventó la dinamita. Una forma estable de la nitroglicerina, la dinamita fue revolucionaria por permitir realizar trabajos de construcción y extracción minera de manera más eficiente y menos peligrosa que los métodos anteriores. El éxito no se hizo esperar y la dinamita se convirtió en un producto emblemático de los negocios de Nobel. Sin embargo, a pesar de su indiscutible aporte, la dinamita fue vista como una invención peligrosa, ya que también podía utilizarse con fines militares.
El dilema moral
A pesar de sus numerosas invenciones (355 patentes registradas a su muerte) y su éxito financiero, Nobel a menudo se encontraba reflexionando profundamente sobre las consecuencias de sus descubrimientos. Este dilema interior tomó un giro dramático en 1888, cuando tras la muerte de su hermano Ludvig, un periódico francés publicó un artículo titulado: “El mercader de la muerte ha muerto”, en referencia a Alfred. Esto lo entristeció profundamente, temía que su nombre quedara asociado únicamente con la destrucción y las guerras.
Esta toma de conciencia del peso moral de su legado contribuyó a la idea de Nobel de dejar otro tipo de huella en el mundo, una huella que no fuera solo la de las invenciones industriales y militares, sino también de la paz y el progreso para la humanidad. Nobel comenzó a contemplar la idea de legar su fortuna con fines benéficos.
El testamento y el nacimiento de los Premios Nobel
El 27 de noviembre de 1895, Alfred Nobel redactó este testamento que revolucionaría el mundo. En él, estipuló que la mayor parte de su fortuna (alrededor de 31 millones de coronas suecas de la época, una suma considerable) debía ser invertida en bonos seguros con el fine de generar ingresos. Los intereses de este capital serían luego distribuidos en forma de premios destinados a premiar a aquellos que, por sus descubrimientos y acciones, hubieran hecho el mayor bien a la humanidad en cinco categorías: física, química, medicina (o fisiología), literatura y paz.El Premio Nobel de la Paz es particular porque es el único que se entrega en Oslo, Noruega, y no en Estocolmo. Este detalle evoca la situación de Noruega en esa época Un país en disputa, dominado, y no obstante non violento, un elemento que Nobel probablemente consideraba esencial en el marco de un premio de la paz. Aunque Nobel no explica en detalle por qué incluyó la paz entre las categorías, se puede suponer que su intención era restaurar su imagen después de haber sido asociado con la dinamita y las armas.
¿Quién hace qué? El funcionamiento
El testamento estipula claramente las instituciones responsables de cada categoría: la Real Academia de las Ciencias se encarga de la química y la física, el Instituto Karolinska de la medicina/fisiología, la Academia Sueca de la literatura y el parlamento noruego nombra cada año un comité para la elección del Premio Nobel de la Paz.
El proceso lleva casi todo un año: tan pronto como se anuncian los laureados en octubre, estas instituciones comienzan la investigación para el siguiente año. Se lanza un llamado a ideas, y solo las instituciones y universidades reconocidas en su campo pueden responder, así como los laureados de años anteriores. Luego hay que filtrar una lista que a veces incluye hasta 400 nombres: eliminar a quienes se han postulado a sí mismos, a quienes lamentablemente han fallecido, a quienes sus descubrimientos aún no han sido probados o que tienen un impacto menor en el bien de la humanidad.
Las instituciones pasarán su verano profundizando en la investigación de los pocos nombres que siguen en la lista, y al comenzar el otoño tendrán que debatir, demostrar y convencer a los miembros del grupo hasta lograr la unanimidad. El último voto se realiza solo unos minutos antes del anuncio oficial a la prensa en octubre. Este año, se presentaron 286 candidaturas, sus nombres se mantendrán en secreto durante 50 años y solo se conoce el ganador.
Aunque se otorgan durante la misma ceremonia y con el mismo premio, el campo de la ciencia económica no es realmente un Premio Nobel. Ausente en el testamento, este premio fue instituido en 1968 por Riksbanken, el banco central de Suecia encargado de la fortuna Nobel. Su verdadero nombre es “El Premio del Banco Central para la Ciencia Económica en Honor a Alfred Nobel”, aunque a menudos se hace más práctico decir Premio Nobel de Economía.
El 10 de diciembre
El día aniversario de la muerte de Alfred, el 10 de diciembre, Estocolmo está en plena euforia: el Konserthuset, la casa de conciertos, adornada con flores enviadas cada año desde la ciudad de Sanremo (donde Alfred murió en 1896), acoge la entrega oficial de los premios, una ceremonia en presencia de la familia real. Luego, todos se dirigen al Ayuntamiento de Estocolmo, Stadshuset, para el gran banquete: aproximadamente 1300 invitados en un entorno majestuoso, sin contar los millones de televidentes en sus sofás, ya que las festividades se retransmiten en vivo.
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Paralelamente, en el Ayuntamiento de Oslo, se lleva a cabo la ceremonia del Premio Nobel de la Paz en presencia de la familia real noruega.
El impacto de los Premios Nobel
Desde su creación en 1901, los Premios Nobel han tenido un impacto considerable. Cada año, los Premios Nobel atraen la atención de todo el mundo, poniendo de relieve trabajos científicos innovadores y acciones que favorecen la comprensión internacional y la paz. Los laureados son figuras destacadas en su campo, desde Marie Curie (Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911), hasta Albert Einstein (Premio Nobel de Física en 1921), pasando por escritores como Ernest Hemingway (Premio Nobel de Literatura en 1954).
El Premio Nobel de la Paz, en particular, se ha convertido en un símbolo de los esfuerzos humanitarios y las luchas por los derechos humanos. Ha sido otorgado a figuras emblemáticas como Martin Luther King Jr., Malala Yousafzai y, más recientemente, a iniciativas como el Programa Mundial de Alimentos o la Organización Mundial de la Salud. Hoy, los Premios Nobel son una referencia mundial en el reconocimiento de contribuciones excepcionales a la humanidad, y continúan subrayando la visión de un hombre que buscó transformar su legado para el bien de todos.